El talón de hierro libertario

La ficción explica mejor que nada la realidad (real verdadera) que vivimos —desde que el mundo es literatura. La Rebelión de Atlas (1957) de Ayn Rand es para el libertarismo lo que para el colectivismo El Talón de Hierro (1908) de Jack London, escrito cincuenta años antes. Ambos libros retratan dos distopías desde el prisma de sus autores, la primera sostiene que el intervencionismo de Estado es perverso y atenta contra la libertad plena del individuo y por lo tanto de su existencia en sí y de la existencia en general, y la segunda relata cómo una clase dominante utiliza a la clase media para aplastar a la clase obrera para luego la primera aplastar a la segunda. La literatura de ciencia ficción —y capaz la literatura en general— siempre se las arregló parar encarnar las fantasías de la modernidad, y la posmodernidad se constituyó sobre la base de esas mismas ficciones en cuanto comenzaron a hacerse realidad.

El avance del fascismo después de la Gran Pandemia es tan irrefutable como temerario. Cada segundo que pasa el mundo es más y más escandaloso. El 10 por ciento más rico de la población mundial recibe actualmente el 52 por ciento del ingreso mundial, según reveló el Informe sobre desigualdad mundial 2022, elaborado por el World Inequality Lab (WIL). Las elites dominantes han vencido. Lograron naturalizar los discursos de odio y la violencia psicológica y física como instrumento de dominación y de captación, para profundizar la desigualdad hasta el exterminio.

El neoliberalismo es una maquinaria diseñada para la destrucción de las mayorías más vulnerables. Quien no pueda sobrevivir al talón de hierro, quien no tenga suficiente dinero para sobrevivir ni pueda conseguirlo por meritocracia, será aplastado. La voracidad libertaria no conoce límites, su única fe doctrinaria es la aniquilación del Estado como forma de vida: Laissez faire et laissez passer, le monde va de lui même (dejen hacer y dejen pasar, el mundo va solo). Mientras menos Estado haya, más próspero será el mundo, dicen. Así estamos.

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Ayn Rand le da el nombre nada pretencioso de Atlas —a quien Zeus mandó a llevar el peso de los cielos sobre sus hombros—, al movimiento de emprendedores, empresarios e intelectuales científicos que buscan sacar a Estados Unidos de la decadencia y la pobreza extrema producto del excesivo intervencionismo del Estado. La rebelión de Atlas fue escrita entre 1946 y 1957. Después de la Segunda Guerra Mundial, Estados Unidos quedó devorado por aciagos conflictos sociales, políticos y económicos. Con las elecciones de 1948 los republicanos pasan a ser mayoría en el Congreso, lo que permitió que el presidente Truman redujera impuestos y limitara la intervención del Estado en la economía. Así, en muy resumidas cuentas, les estadounidenses lograron pasar a un período de prosperidad que se extendería por las próximas dos décadas; había consumo y gasto a troche y moche, salarios elevadísimos, gran demanda de viviendas, automóviles, electrodomésticos, una supuesta sociedad utópica donde todas y todos podían prosperar, si hasta hizo un boom en la tasa de natalidad de aquellos maravillosos tiempos, buenos tiempos para tener hijos, decían. God Bless America.

En la distopía de Ayn Rand, John Galt es el misterioso protagonista que lucha contra el Estado perverso e intervencionista, y lidera la rebelión desde las Montañas Rocosas. La novela tiene un cierre tan épico como propagandístico, ya que los empresarios deciden salir de su escondite y marchar hacia los centros de decisión económico llevando como estandarte simbólico la bandera del dólar y por eso mismo de la libertad libertaria total.

A principios del Siglo XX, Jack London se plantaba frente a un séquito de millonarios neoyorquinos; querían conocer al escritor norteamericano más vendido del mundo y comunista. Sin pruritos, London les lanzó: “El mundo confió en ustedes, lo han decepcionado y gobernado mal. Ustedes son unos incompetentes. Hace un millón de años el cavernícola, sin herramientas, con poco seso y sin otra cosa que la fuerza de su cuerpo, se las arregló para alimentar a sus hijos y hacer que la raza sobreviviera a través de él. Ustedes, armados en cambio con los nuevos medios de producción, que multiplican la capacidad del cavernícola en un millón de veces, son incapaces de asegurar a millones de personas hasta la mezquina cantidad de pan necesario para sostener su vida física”.   

Claro, entre 1870 y 1900 fue un periodo de gran desarrollo industrial en los Estados Unidos; acero, petróleo, ferrocarriles, dieron fructíferas ganancias y beneficios a los empresarios, pero acentuó la calamidad de la clase trabajadora, lo que dio origen a los históricos reclamos del movimiento obrero. El Talón de Hierro da cuerpo a las luchas por derechos civiles y laborales que no verán resultados inmediatos. Es un manuscrito recuperado con notas al pie de Anthony Meredith, un estudioso de la historia del siglo XX que hace justamente la edición del manuscrito recuperado, escrito en primera persona por Avis Everhard, la esposa del líder revolucionario Ernest Everhard.

El contexto es dramático, la elite dominante planea perpetuidad y hegemonía económica, usan al poder judicial para disciplinar, anular derechos conquistados e ilegitimar mandatos elegidos por el voto popular. Estalla la guerra entre Estados Unidos y Alemania, las elites corporativas comienzan a ser conocidas como el Talón de Hierro. La oligarquía organiza un autoatentado terrorista en el Congreso y culpan a la clase obrera e imponen estado de sitio. Estalla una gran huelga masiva que deriva en la Masacre de la Comuna de Chicago. En los años que siguen, las elites oligárquicas usan a la clase media para aplastar a los obreros, con métodos terribles, instauran un sistema totalitario despótico. La novela de London termina abrupta, aunque esperanzadora:

Pronto estuvimos en pleno campo; lancé una última mirada hacia el cielo cubierto de humo. El ruido apenas perceptible de una explosión llegó de muy lejos. Entonces escondí mi cara en el pecho de Ernest y lloré dulcemente por la Causa perdida. Su brazo me apretó con amor, más elocuente que sus palabras:

—Perdida por esta vez, querida —murmuró—, pero no para siempre. Hemos aprendido muchas cosas. Mañana la Causa se levantará más fuerte en sabiduría y en disciplina.

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Las distopías son sociedades alternativas que niegan algún valor muy importante para la autora o el autor, y es presentada ciertamente como indeseable. Para Jack London el capitalismo es una distopía, mientras que para Ayn Rand es una eutopía, es decir, una sociedad perfecta. Lo cierto es que la cultura del liberalismo es incapaz de oponer una barrera a la violencia y el odio, porque la tiene escrita en las tripas de su historia. En una conferencia en el Ford Hall Forum en 1964, Ayn Rand contrapone dos actitudes opuestas de vida, la razón ligada al liberalismo y al progreso individual y —para bajarle el precio— el misticismo ligado al altruismo y el colectivismo. Ahí tené vó.   

Roberto Arlt.

En nuestro país,la ficción de Roberto Arlt interpela la Argentina de principios del siglo pasado, se alimenta de ese presente y sobre todo de las leyes de funcionamiento de la sociedad. Con su prisma, Arlt trabaja núcleos básicos y pone en la balanza las revelaciones entre poder y ficción, entre dinero y locura, entre verdad y complot.  Dice Piglia que las novelas de Arlt parecen “extrañas utopías, utopías negativas”. Ficción especulativa, la del Astrólogo en Los siete locos y la posibilidad cierta de la ficción de metamorfosear la realidad (real verdadera), la cimentación de una ficción pulsional que produce efectos e interviene en la realidad. Para Arlt el que tiene dinero es porque cometió un crimen. Los ricos, aburridos de escuchar las quejas de los miserables, construyeron enormes jaulones y con lazos de acogotar perros cazaban a los pobres. El dinero da el poder, y es la única ley y la única verdad en una sociedad que es una jaula.     

Cualquier parecido con la ficción, es pura realidad.                                                                                                                                                                                       

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