
Estoy bastante enojado. Resulta que, a propósito del estreno de la serie Un caballero en Moscú, medios argentinos reportearon a Mary Elizabeth Winstead (MEW) y se empecinaron en asociarla únicamente con Ramona Flowers, como si fuera el personaje más febril que interpretó. Entiendo que el fandom flashee con Scott Pilgrim y todas sus examantes. Pero MEW, quiero decirles (aunque ya deberían saberlo), hizo montón de cosas más.
Nadie como yo dedicó concienzudas horas de su vida a mirar la totalidad de su filmografía, incluso las producciones más olvidables, como Sky High o Monster Island. Y si bien estamos todos sus biógrafos de acuerdo que su interpretación de Ramona Flowers se ganó el cariño de zetas y centennials de la escena indie-pop; lo cierto es que es una fucking Scream Queen, maldita sea. Y no recibió los honores propios que corresponden a su trayectoria artística en el género.
Hay una excepción, sin embargo. La entrevista de Paula Vázquez Prieto para La Nación+, que está muy bien desarrollada y contextualizada y claramente enfocada en la relación laboral con su esposo, Ewan McGregor, con quien protagoniza la serie de Paramount+. Entiendo que esta clase de entrevistas están pautadas con ciertas limitaciones técnicas protocolares, pero deberían haber aprovechado más, ya que la tenían a mano, y preguntarle más sobre otras etapas de su carrera, otras películas, otrxs directorxs, el cine de terror y ciencia ficción, si hace desayuno intermitente o si alguna vez probó nuestra argenta infusión, el mate.











Eso me pone los pelos (que no tengo) de punta. No me refiero a preguntar cosas odiosas, sino preguntar (más) mejor. Si es que se puede, podrían, también en todo caso, averiguar si se puede, y enfatizar sobre lo necesario que es. Porque en una entrevista con MEW —o sea, una buena entrevista— no puede faltar mencionar sobre sus mejores performances, que a mi entender —si me preguntan, si me apuran, aunque a nadie le interese— son Faults (2014) y 10 Cloverfield Lane (2016) y definitivamente All About Nina (2018). Entiendo que este top tres podría ser discutible, pero hay argumentos consolidados en el estudio y la investigación profusa y profunda sobre su obra e interpretaciones en el cine hollywoodense, a la que dediqué muchos años.
Por eso me perturban estas cosas. Dejé de ser ghostwriter de las grandes corporaciones, justamente, porque no me dejaban delirar más. Está bien, lo entiendo, puede que MEW, por contrato, no quiera hablar sobre esto o sobre lo otro. O incluso que los mismos contratos de Paramount+ lo condicionen, pues es lógico, la prioridad es promocionar Un caballero en Moscú, a ver si podemos garantizar la segunda temporada, lo cual está muy bien porque la primera es muy entretenida.
Me regodeo, porque el regodeo es la cuestión del nudo. Las celebridades, cuando se obstinan, empiezan a comportarse como políticos o súperceos de sí mismos, un fiasco. No hay que seguirles el juego, porque el arte de todos modos es deficitario para la industria del entretenimiento. No es el caso de MEW, que por muy multimillonaria y pariente de Ava Gardner que sea, es una artista emérita del género, lo más de lo más, allá arriba con Sigourney Weaver, Heather Langenkamp o Jamie Lee Curtis. Lo que pedimos, entonces, es media pila.
De ninguna manera es una crítica, es más bien envidia. Yo no podría entrevistar a MEW ni aunque pudiera porque mi inglés es demasiado precario y mis haters siempre han criticado mi dicción. Además, me pondría nervioso, no sabría qué hacer ni cómo encarar la entrevista. Incluso si me anotara o memorizara las preguntas fracasaría y no obtendría un diálogo fructífero y reflexivo en torno a su trayectoria artística.
Es cierto que cinco minutos, tiempo que duran (poco más, poco menos) este tipo de entrevistas, resultan insuficientes para una conversación un poco más profunda con una estrella de Hollywood, sobre todo si la celebridad en cuestión no te conoce ni tendría por qué. Imagínense, la industria del entretenimiento más poderosa del planeta produce miles de loquitos alrededor del mundo, cada unx con sus mambos, lo cual (no siempre pero a veces) es peligroso. Ejemplos hay montones; pero no vamos a detenernos en esas cosas. Porque si hay algo que no nos gusta a quienes hacemos este oficio es desperdiciar tiempo, por más que sean cinco minutos.
Ya hablé en mi novelita híbrida Mary Elizabeth SuperStar que ella y Ewan McGregor se conocieron en el set de la tercera temporada de Fargo (2017), y flecharon. Hubo un escándalo incluso con una de las hijas de McGregor, que injustamente la llamó “rompehogares” en redes sociales. Después se amigaron, y ahora está todo piola.




Lo que sabemos es que MEW no tiene redes sociales, lo cual es bueno porque en general son adictivas y una pérdida de tiempo. Es sabido que el uso abusivo e indiscriminado de las redes sociales conducen a la falta de sentido de realidad, es decir, unx ya no puede distinguir no sólo qué es real y que no, sino también quiénes lo son y quiénes no.
Lo que McGregor sí reveló es que para las escenas “calientes” de Un caballero en Moscú, necesitó un coreógrafo para grabar las escenas íntimas con MEW. Dice Obi-Wan Kenobi, que de esto sabe y mucho, que estos «coordinadores de desnudos» son realmente necesarios. Son como coreógrafos de bailes, dice, ya que una celebridad puede llegar a arrepentirse con el tiempo si esas escenas, las que sean se graben, no están bien realizadas y unx puede correr el riesgo de arrepentirse.
Esta es la última aparición de MEW después de Kate (2021). Bueno, antes apareció en Ahsoka (2022) interpretando a la Generala Hera Syndulla. Pero ya queríamos en verla en pantalla de nuevo, y aunque nos gustaría verla más en roles protagónicos también podemos aprovechar para verla por primera vez con cabellos dorados acompañar a su esposo McGregor. Tienen buena pasta en el set.
Sus biógrafos ya sabíamos que ella es fana del género. En la entrevista con Lu Agosta para Infobae, lo ratifica: “Creo que si fuese alguna clase de geek, si tuviese un lado nerd, me inclinaría más a ser una especie de nerd del horror. Siempre me gustaron las películas de terror. Definitivamente trato de no perderme cuando hay películas nuevas de terror que son buenas. Trato de no perderme eso. Me gusta verlas en la pantalla grande. Me gusta verlas con amigos y palomitas, y ya sabés, me resultan muy, muy divertidas. Creo que sería eso, no me llaman la atención los videojuegos pero he hecho películas y cosas como esas que la gente pregunta ¿te gustan los videojuegos? Y me encantaría poder decir que sí, pero no soy nerd en ese sentido. Pero sí tengo ciertos lados de mí en los que me pongo geek por ciertas cosas”.
Bueno, al final creo que no estaba tan enojado.
