por Carlos Quirós
Justo ahora, en las malas, las opiniones y propuestas sobre la realidad nacional crecen desde abajo hacia arriba como siempre debió ser. La participación ciudadana demuestra la vitalidad del movimiento nacional frente al criminal ataque ultraderechista del gobierno y sus aliados. No solo ha sido el paro de la CGT y la movilización del 24/1, cada plaza del país fue, durante enero, escenario de asambleas y encuentros para debatir la autodefensa ante el empobrecimiento organizado de los y las argentinas.
En ese sentido sostuvimos que por fin las dirigencias debían escuchar, ya que como decía Perón «La conducción es un arte de ejecución simple: acierta el que gana y desacierta el que pierde». Es decir que si en paralelo con la recuperación del contenido movimientista y transformador de la causa nacional, éramos capaces de revisar nuestras prácticas y corregir errores, se generaban condiciones para masificar la lucha y disputar el sentido común impuesto por los medios y las redes.
Ante mi última reflexión –Caer en la trampa-, compañeros y compañeras ofrecieron sus perspectivas y señalaron diferentes particularidades de la etapa, pero fue la respuesta del reconocido escritor chaqueño Mempo Giardinelli la que introdujo el tema del «pesimismo» como estado de ánimo ante la situación.
Dice Mempo: «No comparto tanto pesimismo, estimado Cacho. Nada es para siempre y hay mucho para hacer y resistir. Yo lucho y apuesto a que vamos a derrotar a estos mierdas«. De más está decir que como todas las opiniones, la de Mempo significó un inesperado espaldarazo para continuar reflexionando colectivamente y construir así las mejores herramientas para garantizar la imprescindible respuesta popular.
Más adelante él sostiene que «Es cuestión de tiempo, organización, grandeza, inteligencia«, y coincidiremos que tiene razón, por más que cada cual a su manera bregue para que el tiempo sea el más breve posible. «Perdimos una batalla en gran medida por errores nuestros y de las dirigencias. Ahora estamos empezando otra etapa y mejor será con nuevas y mejores dirigencias«.
Saber que cada compañerx está alerta ante el desafío de construir los mejores espacios para rechazar el avance del plan del macri-mileísmo es de por sí una gran cantera de esperanza, sin embargo llamó mi atención la alusión de Mempo al «pesimismo», ya que de ningún modo puede tener cabida en los esfuerzos colectivos por la liberación de la Patria. Lo hice saber en una breve respuesta: «Hola Mempo querido, debo ser el más optimista de los derrotados, nada de pesimismo. Ni de llanto, al contrario, hace años venimos insistiendo en recuperar la concepción movimientista«.
Por eso nada mejor que una gragea del gran Antonio Gramsci para alejar cualquier sombra. La recordada frase por la cual él reconoce que así como la situación de su país (Italia) era mala, tampoco existía la organización capaz de combatirla de modo definitivo, por lo que restaba coincidir en un programa de acción y la organización necesarias: «Con el pesimismo de la inteligencia y el optimismo de la voluntad«.
