Por Fernando Funes

Cada uno de nosotros es varios. Otros en yo actúan por mí, segmentados. En total, somos muchos en yo. Y hemos utilizado todo lo que nos unía, desde lo más próximo a lo más lejano. Nos hemos vaciado de seudónimos para que nadie nos reconozca. Por rutina conservamos nuestros nombres, únicamente por rutina; para hacernos, nosotros también, reconocibles. La imperceptibilidad es un signo de la potencia, de todo aquello que nos hace actuar, experimentar, pensar.

Hablar como hablan los noticieros de la televisión, con titulares, y construir la unidad de lo múltiple en lo real titulado. Hablar entonces como todo el mundo y decir «la luna está muerta», cuando todos sabemos que es una manera de hablar. De estar «decidos».

Llegar al punto: no tiene ninguna importancia decirlo o no decirlo. Ya no somos nosotros mismos. Estamos multiplicados.

Es sabido que el futuro se filtra cuando se cortan líneas de palabras.

Hay una tendencia generalizada a la elipsis, son como migrañas en racimo, dimensiones adicionales, mundos dentro del mundo.

El futuro se filtra; aparece en brotes, sin embargo decir otro mundo no es la única realidad expansible.

La literatura es una perra, no tiene nada que ver con la ideología, no hay, nunca hubo ideología. Nosotros no hablamos de otra cosa: multiplicidades, líneas, estratos, elipsis, fugas, intensidades, segmentaridades. De los cuerpos sin órganos al plano de contingencia: cualquier punto conecta con otro punto cualquiera. Por ejemplo, una meseta no está al principio ni al final, siempre está en el medio.

El mundo está hecho de mesetas. Las creaciones tipográficas, léxicas o sintácticas sólo son necesarias si dejan de pertenecer a la forma de expresión de una unidad oculta, deviniendo en ellas mismas una de las dimensiones de la multiplicidad considerada.

La historia está escrita desde el punto de vista de los sedentarios.

El cuerpo sedentario lleno sin órganos es un cuerpo poblado de multiplicidades. Todo esto tiene una lógica, que distingue dos tipos de multiplicidades, que unas veces se oponen y otras se combinan: de masa y de manada.

Diversas fuerzas actúan y rigen en forma constante y múltiple sobre la realidad real, desde adentro, moliendo carne para chorizo cosido con titulares de noticieros y espectáculos, es el sistema sincrónico y matemático que actúa y rige nuestro mundo.

Estas miserias nos obligan a admitir que en el mundo actual real verdadero existe una apatía y un desinterés premeditado por parte de quienes nos gobiernan, emergente del consumo indebido de los titulares de noticieros y espectáculos, y del consumo indebido en general, ya que prevalece el interés ambicioso y egoísta de los mismos lobistas de siempre, lo que repercute directamente en grave anomalía que parece imposible de corregir a pesar de la seguridad que les brinda la televisión y las redes sociales a los decidos.

No cabe duda que por el mismo medio, podría provocarse una paralización total sobre más de un país, ya sea aumentando el número de discos voladores o solamente la intensidad que esa potencia tan tremenda es capaz de provocar, el default, la Caída, el 2001, Macri.

Sintetizando, debemos admitir como una posibilidad lógica y factible de producirse que esos inteligentes seres extraterrestres y las monstruosas fuerzas financieras que nos controlan, puedan destrozar el mundo entero en el instante mismo en que lo deseen, y nosotros sabemos que es la única manera lógica de detener a las mujeres y a los hombres desquiciados que manejan los armamentos nucleares y el narcotráfico existentes en el mundo real verdadero, con el propósito de provocar el holocausto mundial en cualquier segundo, como ahora está pasando en la Franja de Gaza, en Ucrania. O en el Chaco del Subtrópico.