La potencia de los 678. 774 pelotudos

 “Un mundo en el cual definitivamente se ha dejado de lado y destruido la posibilidad de una lucha armada, un globo terrestre definitivamente pacificado, será un mundo ya sin la distinción entre amigo y enemigo y, en consecuencia, un mundo sin política. En él podrá haber contraposiciones y contradicciones muy interesantes, competencias e intriga de todo tipo, pero seguramente no habrá ninguna contraposición sobre cuya base se pudiese requerir a los hombres el sacrificio de su propia vida y pudiese autorizarlos a derramar sangre y a matar a otros hombres.”
CARLL SCHMITT

 

Por Ariel Sobko

Para Aristóteles la potencia del hombre es inseparable de su impotencia. Esto significa que podemos hacer algo o elegir algo, pero que viene inseparable del hecho que podemos realizarlo tanto como no, y hay otras cosas que directamente no podemos hacer. Pueden, en efecto, disminuirnos nuestra potencia, pero parece que también pueden disminuir nuestra impotencia. Hacer esto o aquello, elegir tal cosa u otra puede impedirse en su ejercicio ya sea privando las condiciones materiales que lo permiten o ya imposibilitándolo directamente por una prohibición. Esas son las dos maneras que el poder separa al hombre de lo que pueden hacer. Pero el poder también intenta impedir, no solo lo que estos pueden hacer o elegir, sino incluso aquello que no pueden hacer, o mejor, impedir que puedan no hacer algo, no elegir algo. Ahora bien, impedirle a alguien que pueda no hacer o elegir algo implica antes que nada obligarlo a su ejecución.

Según Carl Schmitt lo político es una distinción entre el amigo y el enemigo, de manera que el carácter especial de la vida humana deriva de la posibilidad de la guerra y la enemistad no tiene otro contenido que esa posibilidad. El enemigo es así un conjunto de hombres que, al menos eventualmente, es decir, según una posibilidad real, combate y que se opone a otro conjunto de hombres de la misma naturaleza. La guerra es entonces la lucha armada entre unidades políticas organizadas, la guerra civil una lucha armada dentro de esa unidad organizada, promovida por el mismo problema de las armas. Los conceptos de “amigo”, “enemigo” y “lucha” adquieren su significado real del hecho de que se mantienen en relación, de modo específico, con la posibilidad real de la eliminación física.

Dice Giorgio Agambem que el mundo vive, desde la caída de las torres gemelas, bajo el paradigma de gobierno del estado de excepción. El estado de excepción es el modo en que el Estado funciona opuestamente del estado de derecho, en una situación de necesidad o emergencia declarada por el soberano, en donde se suspenden los derechos de la ciudadanía y los mecanismos parlamentarios. El estado de derecho deposita así todo el poder en el dictamen del soberano, ya por decreto o por decreto por fuerza de ley. De ésta manera, dictando la necesidad y la urgencia, el soberano afirma su soberanía en el estado de excepción. Puede haber estado de excepción suave, de policía, dictatorial, de comisaría o militar, etc., lo cierto es que en cualquiera de sus variantes el soberano no evita la urgencia, porque la urgencia presupone su poder. Recordemos que Hitler sostuvo durante su gobierno de cuatro años en estado de excepción.

Estas tres ideas operan de presupuesto en el gobierno implacable de Macri, y una articulación conjunta de las tres permitió el desenlace formidable de este 2017.

boletas sicoli macri
El resultado del balotaje del 22 de noviembre de 2015. Cambiemos 51,34% (12.988.349 votos). Frente para la Victoria 48,66% (12.309.575 votos). La diferencia fue de 678.774 votos.

El caso es que la virtualidad en las sociedades del Espectáculo pareciera que consiste pasar puntualmente por realizar nuestra potencia de no hacer algo, incluso de hacernos creer que podemos hacer lo que no podemos hacer. Este es el dispositivo por el cual el speech de cambiemos se filtró en la ciudadanía. Consiste en anular la potencia de mantenernos sin elegir a la derecha neoliberal, o de poder anular lo que no podemos anular en la Argentina, que es la política a favor de los derechos ciudadanos. Esos 678.774 pelotudos, viendo a Macri en la pantalla repetían, seguramente, con sarcasmo imbécil: “No hay problema, esto puede hacerse”, cuando en verdad estaban entregados, de modo imperceptible para ellos, a fuerzas y procesos sobre los que habían perdido todo control. Si, de hecho, podemos no votar a la derecha neoliberal, “¿por qué no podemos hacerlo?”, se preguntaban, seguramente, los 678.774 pelotudos (¡todos somos los 678.774 pelotudos!), y se respondían “¡hay que hacerlo!”.

Separados de su impotencia, privados de su poder no hacer, los argentinos que llevaron a la derecha neoliberal adelante del Estado se creyeron capaz de todo, y en ese desborde, como en una especie de hybris, vieron que era necesario hacer todo lo que podían no.

En cuanto a la guerra de amigos y enemigos como el carácter político de la vida humana, es conocida la posición de Néstor Kirchner en los primeros tiempos de su mandato llevando a cabo lo que él llamaba una “transversabilidad” entre organizaciones políticas diferentes. Esto representó, en efecto, una especie de inversión en la obra del Estado del concepto político amigo/enemigo de Smitt.

El diálogo entre las organizaciones políticas diferentes, fundamentalmente el Estado, disolvió la hostilidad polémica que presupone la vida política para Schmitt, en vistas de una acción coyuntural reconstructiva del Estado Benefactor llevado a buen puerto. ¿Cómo fue esto posible? Simple, ninguna organización política salvo la fuerza estatal poseía armas. En un estado de la situación sin armas la lucha entre enemigos se desactiva, y lo político subsiste en la forma de un diálogo transversal, propio de la fraternidad del conjunto de los países latinoamericanos.

Al recuperar el concepto de “enemigo” en una situación sin armas, el gobierno de Macri se convierte en una gran máquina no letal de apresamiento de enemigos. El enemigo de Macri es el kirchnerista, pero también el troskista, el peronista y, desde luego, el anarquista, y es a este conjunto de ideologías a las que pretende, a falta de una lucha armada de eliminación física, encarcelar.

¿Qué hacer? No el alistamiento partidario ni tampoco el frenesí oportunista violento; ambos van presos bajo el régimen de Macri. El acto político no-ideológico que se vislumbra en el ejercicio de la marcha pública es la respuesta: el mayor grado de inconformidad representativa con el menor grado de violencia. Las movilizaciones de diciembre, según esta lectura, hubiesen sido absolutamente efectivas si se hubiese respetado el vacío de violencia, propio de las grandes manifestaciones.  Solo así hemos de recuperar los 678.774 pelotudos la potencia de no votar a la derecha neoliberal, en vista de recuperar la tradición de los oprimidos de nuestra Patria y conducirla otra vez a su hora histórica bajo el amparo del Estado.

Si Macri nos arrebató el limbo de no votar a la derecha neoliberal, entonces debemos tomar su mandato: de pretender recuperar ese limbo, como un encantamiento del poder extremo del Espectáculo, y proponernos desencantarnos de él. Hay que advertir, nada más que, como ocurre con todo encantamiento, el encantando nunca retorna a su estado anterior antes del sortilegio, sino que regresa en sí completamente extrañado por el impasse de su cegada voluntad.

Hemos, en conclusión, de darnos cuenta, nada más, que nuevas potencias-de-no se abrieron a partir de 2017.

8 Comentarios Agrega el tuyo

  1. una lectura muy interesante. saludos

    Le gusta a 1 persona

    1. Gracias estimado , esperamos tenerlo pronto nuevamente por nuestra casa tropical !!

      Le gusta a 1 persona

    2. Ariel dice:

      Gracias! Buena suerte!!

      Me gusta

  2. me parece que imitas mi viejo estilo, ya conocido por quienes me conocen; no me molesta que lo hagas siempre que menciones el inicio del proceso dialéctico, aunque sea de forma genérica, por ejemplo: «Como han dicho otros blogueros…»

    el encabezado está muy bueno, muy bien elegido.

    fallaste grave cuando diste la definición de guerra, quedó al descubierto que no has interpretado a Schmitt en esencia.

    algunos destellos de humor de buen gusto, del uno al diez: le pongo un 7,50.

    Le gusta a 1 persona

    1. Ariel dice:

      Gracias Campeón! Su puntuación me halaga, pero creo que ha sido usted un tanto generoso con el texto; confiéselo. Por lo demás, Schmitt y su concepto de lo político, como se ha dicho, es una especie de «verdad banalizada» producto de las tantas formas en las que se lo ha tomado, de modo que no encuentro un problema en estar yo confundido con el autor. Schmitt es, ciertamente, uno de los pensadores más elásticos, precursor de posiciones antagónicas a la mejor manera de Nietzsche.
      Hasta pronto!
      Buena suerte!

      Me gusta

  3. de nada, pero la definición de guerra de Schmitt es ‘negación óntica’ no hay más para darle vuelta ni espacio para q lo interprete cada quien a su modo, saludos; muy buena tu actitud. en tuiter estoy en @ComentarioSur

    Me gusta

  4. hola, acabo de leer de nuevo tu nota, realmente muy buena, no la recordaba, no me gusta el mensaje que te dejé la primera vez seguramente en referencia indirecta a la coyuntura política del momento, te pido disculpas, voy a empezar a seguirte porque está muy bueno tu blog, yo vivo en Chile, pero soy cordobés.

    Me gusta

  5. Gracias por comentar querido amigo, alabadas sean las palmeras y esperamos poder seguir en contacto contigo . Abrazo de Gol

    Me gusta

Deja un comentario