La ontóloga Gloria Alverez, especialista en hablarle a progres, volvió al país en el marco de una nueva gira latina para salvar al mundo de la horrenda algarabía populista. Sin duda esta joven audaz y persistente figura de la derecha más encantadora, piola y millennials de la última posmo-década, encuentra en el periodismo de ficción su más reciente conquista: el pelotudo medio latinoamericanista.
En efecto, si uno cree que títulos como Cómo hablarle a un progre, no pueden ser posibles en el futuro están equivocados. En el futuro, como en el pasado y en el presente cualquier cosa puede pasar, cualquier cosa es posible. El republicanismo correctivo de Álvarez y el trucherío semántico encantador de su verba causi-intelectuosa, resulta fascinante para el pelotudo medio latinoamericanista. Reflexiones como “del dicho al hecho, hay un largo trecho” seguramente no dejan descansar en paz al malvado Comandante Guevara.
Y cuando uno suponía que lo sabíamos todo sobre Sócrates, ahora resulta que también el tipo era neoliberal, según Álvarez, ya que con el método de la mayéutica se puede suprimir y hasta doblegar intelectualmente al «progre medio». Aparentemente el «progre medio», según la chica esta, sería una especie de progre más cosmopolita, que no sería el progre del Conurbano y claramente no sería un progre como Sabina.
En efecto, los progres no son personas, son adolescentes. Según la opinóloga y estratega en hablarle a progres, Alvarez detalló las características que reúnen estas malvadas y monstruosas criaturas del populismo. “Básicamente –sostuvo– son adolescentes y jóvenes que en algún momento, indignados por la pobreza y sin mayor conocimiento económico e histórico, levantan banderas en favor del socialismo o del comunismo porque primero desconocen las nefastas consecuencias a las que estos experimentos han llevado y segundo porque genuinamente creen que con esos eslóganes van a poder sacar a sus países adelante”.
Esta sesuda definición del progre medio latinoamericanista puso en jaque a renombrados historiadores, academicistas, politólogos, científicos, metafísicos y cardiólgos, que durante décadas se procuraron develar sin éxito el cautivador misterio que encerraba el malvado populismo marxista. Ahora sí, Gloria Álvarez lo logró en Cómo hablarle a un progre, su nuevo y temerario último libro que utiliza el infalible método de la mayéutica socrática para curar y sanar y erradicar definitivamente las malvadas ideologías populistas de la mente de nuestros jóvenes.