Plano general de una villa de emergencia

Por Antonio Scappini

Carreta de tracción equina manejada por una persona pasada de la mediana edad llevando cartones, electrodomésticos herrumbrados y dos pasajeros: un niño cuyas patitas no alcanzan ni a rozar el suelo y cuyos pies se asemejan a los de un primate. Una adolescente sin ningún rasgo fisonómico particular más que un par de cicatrices y tatuajes ilegibles en las manos. Ambos comparten una frazada que cubre sus caras y los protege del frío clima.

????: Una buena distancia alcanzamos.

????: Fio… Si algo aprendí es que viendo T2 la distancia nunca es suficiente. Solo puede servir para reflexionar y prepararse para confrontar aquello de lo que siempre quisiste huir.

Fio: ¿Y eso acaso no es lo que estamos haciendo?

????: …

Fio: …Yaal…

Yaal:.. Podría ser…

Fio: (en tono compasivo) ni los premonitores y aficionados psi eran capases tan siquiera de concebir la idea de que cada siglo era resguardado por un “espíritu” y que los mismos no eran ni estáticos ni inmanentes. Ni mucho menos que el de nuestro siglo era el más enfermizo.

Yaal: (resaltándolo como gracioso) fiambre centenario.

Fio: Rael fue quien tuvo que tomar el manto como el nuevo espíritu del siglo XXI.

Yaal: Más bien el esquizoide fundamental del vigésimo primer siglo.

Fio: (con tono levemente autoritario): RAEL ES REAL.

Yaal: (mirando a un costado) nadie lo niega.

Fio: (con tono más calmo) entonces, ¿Por qué me contestas de esa forma?

Yaal: (acomodando una madera suelta debajo de la carreta con los dedos de uno de sus pies) Rael dejó de ser la esencia de este siglo.

Fio: ¡¡¿?!!

Yaal: Pez grande come a pez chico.

Fio: ¡¿Dónde está ahora?!

Yaal: Catatónico en alguna de estas cuevas todavía conserva las marcas, cada tanto lo ayudo a comer y a limpiarse el culo.

Fio: ¿Entonces de que estamos huyendo?

Yaal: (con tono forzadamente sereno mientras observa un conjunto de nubes oscuras) si lo supiera yo o el colectivo psi tal vez no estaríamos acá.

Fio: ¿Y los demás?

Yaal: Perdí contacto hace una semana.

Fio:…

Yaal: (calmando con la mano) Igual, tranqui. Tienen más recursos de los que necesitan.

Fio refleja en su cara un gesto de alivio. Pasa un cuarto de hora en donde ambos están callados mientras continúa moviéndose la carreta. La joven abre un cierre en su muslo izquierdo y saca un GBA con el cartucho del Metroid Fusion. Deja pasar la intro hasta llegar a la pantalla de opciones y elige una de las partidas previamente guardadas, y en el momento en que está por comenzar…

Yaal: (casi susurrando) cajeta.

Fio apenas reacciona, el niño de un empellón agarra de la muñeca a su acompañante y salta de la carreta soltando la consola portátil y la frazada, revelando unos atuendos hechos de algún material flexible y resistente similar al grafemo y al kevlar. Apenas distanciados de la carreta son milimétricamente rosados por un destello azul casi purpúreo, la carreta estalla. En el resguardo de una humareda, restos de origen humano y animal participan en una danza gravitacional acompañado de trozos de madera, cartón, caucho y metales. Dentro de aquella orbita hacen acto de presencia una figura humanoide envuelto en una indumentaria más elaborada que la de los jóvenes, va en compañía de una esfera gelatinosa y palpitante que levita a unos centímetros del suelo. Ambos saltan y en un parpadeo están por encima de los niños quienes todavía no tocaron el suelo. Yaal arroja un codazo el cual queda estancado en el vientre del esferoide cuya cobertura empieza a reaccionar como una membrana lo suficientemente permeable como para introducir parte de su brazo. Simultáneamente Fio arroja de manera ciega un rodillazo cuyo impacto en la nada misma produce un mecanismo similar a un percutor gatillando en la mandíbula inferior de una cara derritiéndose, enchastrando su grasa gelatinosa en todas direcciones. El Cuerpo de la joven toca el suelo embadurnando su cara en el barro, el extraño cae de manera similar a unos cuantos metros, el niño no alcanza a tocar el suelo. Fio se aleja lo más rápido de aquella presencia hostil la cual se empieza a levantar. Un par de rayos chocan desde las nubes hacia las hombreras del mismo. El término correcto no sería calcificación debido a su poca coherente constitución pero se le empieza a formar una mandíbula inferior y parte de un aparato fonador. La joven, a la suficiente distancia, activa unos mecanismos desde unas muñequeras amplias hacia un punto específico.

?????: “Tu toque bulle de vacío”.

Fio retrocede tres pasos.

?????: “Cruel concejo contra el pincel”.

Se escucha el pitido de un detonador cronometrado.

?????: “El mundo es ahora la ruptura de la corteza”.

Una brusca reacción de codos femeninos. Una rígida masa sintiendo un impacto. Una nueva humareda. Fio lanza una apresurada mirada perimetral y ve a Yaal dentro de una pileta gástrica amoldándose a su anatomía mientras pelea arrojando patadas y piñas a distintos lados al unísono de la complementariedad de los gadgets de su propio traje. Fio, en el momento en que va a apuntar, se da cuenta de algo…

?????: ¿Estamos conspirando?

Fio siente el grosor de unos dedos biónicos destrozando su muñeca.

????? (haciendo un gesto de negación con los dedos de la mano libre): La oscuridad no tiene más héroes.

????? (mientras para y destroza la otra mano de Fio): “Los pensamientos que ocultan tus tijeras oxidadas allí donde los encapuchados balancean amnistía a través de este tipo de violencia”.

La joven empieza a sentir el efecto somnífero de los químicos anestésicos que segrega su traje, lucha con los miembros libres mientras sus pupilas se dilatan. El otro suelta sus manos en paralelo y sujeta su cuello.

????? (tocando con su meñique libre una llaga en medio del labio superior de la joven, la revienta y empieza a dibujar con su contenido un pequeño símbolo en el resto de su cara): “Tus labios rojos hablan de figuras pintadas: Los dientes de los pequeños oyentes destrozados”. Acerca la cara de su víctima a su inexpresiva cara.

????? (con un agresivo tono de compasión mutua): “¿Dónde estaba tu corazón cuando más lo necesitábamos?, vive en la negación” (acercando su cara a un oído ensordeciéndose, susurrando): “Y yo seré tu fantasma.” (Vuelve a verla directamente a los ojos mientras le va limpiando su cara dejando al descubierto unos tatuajes similares a los Tamoko): “El mundo se ve mejor cuando estás cayendo gracias a la comodidad suficiente para arrastrarse, debemos dividir, oren por el roto. Nadie nos podrá arreglar, somos y siempre seremos… los equivocados.” Los tatuajes comienzan a brillar.

?????: “No hay nada que dejar ir sólo el tiempo te hará saber si eres digna de cualquier cosa y sabes entonces que yo me doy por vencido demasiado pronto dejo que los ejes giren libres… Y destruir todo lo que amas.” Yaal hidroliza desesperadamente todo su espacio vital creyendo estar embadurnado en jugos gástricos pero en el repentino cambio de temperatura se da cuenta de lo obvio. Un inaudible desprendimiento de cráneo y medula delimita los espacios entre la racionalidad y la conclusión de la misma. Los tatuajes brillan de manera aún más intensa. El “otro” y Yaal quedan quietos antes una figura piramidal de dimensiones burlescas apareciendo de entre las nubes abarcando con su sombra un significativo radio, lo que queda de Fío va desmaterializándose, primero su traje, su piel, carne, huesos, dejando por último un sistema nervioso esfumándose. El otro empieza a transmutarse de la misma manera que observa a Yaal quien está desorientado, reteniendo cualquier expresión de resentimiento obvio mientras su traje va recubriendo su cara en una segunda piel.

?????: Ruega por el roto…

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